miércoles, 19 de enero de 2011

Venus de Willendorf


La vi pasar, como cargando millones de estrellas en el buche,
Bella, como lapacho blanco en flor.
            Las plumas forraban el suelo como un rebaño de abejas formando una alfombra marrón y verde
                        pesada
                                    prolijamente acomodada.
El viento no se atrevía a invitar a planear a ninguna de ellas.
            Porque yo recuerdo.
                                            Recuerdo sus colibríes, sus perdices.
            Recuerdo la candida sonrisa de los ancianos sentados en la vereda. Saludando.
            Recuerdo la noticia al salir del colegio de un disparo de escopeta en el desván de una casa,
              como recuerdo la armónica, los patos, el rosal, el piano.
            La parra, rebosante, sujetando cansada, los racimos verdes de la uva dulce, jugosa, que generosamente me convidaban aquellos atardeceres y que yo devolvía en palta.
            Los hielos de jugo de naranja en las siestas de verano,
            los caramelos, y las plegarias por un trueque de vida,
                                                                                                  las cuales imitan inútilmente, por instinto, los mamboretáas.
Y, como ella, recuerdo todos los tangos, las galletas y un ligero sabor a queso fundido;
 también los botones;
                                los gorriones los robaban para souvenir.
Anoche hablé con ellos,
se presentaron casi como lenguas de fuego cabalgando en pelo,
les coloqué las riendas y los estribos (aunque a veces prefiera olvidarlos tirados, como aprendimos a olvidarnos ambos las espuelas) y dejé que el viento haga los suyo.
                                                           Aquel lapacho no dará flores sepia.
Hoy la veo pasar cargando millones de estrellas y repartiéndolas en la tierra.
                        Siempre lo hizo.


Esta estatuilla es considerada una de las primeras manifestaciones religiosas del hombre. Se estima que fue realizada hacia el 25000 a.c. y aunque todavía se discuten las posibilidades de su carácter simbólico me valgo de ella para rendir homenaje en el día de su nacimiento, como en el de muchas otras cosas, a mi nona (descartando parámetros estéticos actuales). Madre y mujer por excelencia. Tana.
El epígrafe trata de ella y de una infancia de barrio.
Espero sean de su agrado.

6 comentarios:

  1. Todos recordamos el dia nefasto en el que te pusiste a lloriquear como una magdalena diciendo que no podias hacer este dibujo. Al fin las palabras sacrosantas de don Jasaja te dieron el puntapie de valor cuando dijo: "este puber tiene talento, aunque hoy solo parezca un anfioxo chapoteante". Y el tiempo le dio razon al poeta.

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  2. exquisitos lilith......abrazos a la familia

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  3. Hola tucumano...me alegra que hayas llegado a mi blog, seguro siguiendo los pasos perdidos de Pablo Iván, a quien gustosa espero conocer el dia que ambos nos veamos en el infierno. Yo seguiré desde el distante Perú colgando mujeres sin ropa para el deleite de ustedes! jajajaja

    Sospecho que nos llevaremos bien, aunque le debo fidelidad a Pablo Iván, pero al cuerno! jajaja

    DeVaTe

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  4. Fue un gusto haber conocido su blog Srta DeVaTe pero es una lástima que haya sido a través del Sr Pablo Rios ya que no es conveniente deberle nada a personas de esa calaña, teniendo en cuenta sobre todo lo bien que desempeña su papel de batidor de las aventuras del honrado Doctor Condenatti.

    Continúe deleitándonos así por favor y no se preocupe por la "fidelidad" al maestro que un par de cuernos puede ayudarlo a interpretar mejor a sus diablitos.
    Abrazo grande.

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  5. Mierda negro como avanzas con el dibujo, un aplauso desde aqui tan lejos, donde mi hambre comparte la cuadra con la cochera mas grande de la ciudad donde solo en lo q va de la tarde ya entraron 1 ferrari, 3 porsche, 2 masseratti y 1 lamborgini, sin contar otras marcas 'menores' como BMW y Mercedes jajajaja. Un abrazo enorme!

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  6. Mil gracias conejillo, tarde contesté, ya estas seguramente recuperando el peso perdido y la cordura despues de darte de frente contra lo más bizarro y crudo del sistema en su estado puro. Todavía nos debemos un café, diga usted la fecha y hora, yo elijo el de siempre.

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